Puede que la crítica se haya cebado un poco con ella, pero La mujer del camarote 10 es una película con un final sorprendente. Keira Knightley protagoniza esta adaptación de Netflix de la novela de la escritora británica Ruth Ware, la cual desde su estreno en la plataforma el pasado viernes se ha aupado rápidamente al número 1 de largometrajes más vistos.

ATENCIÓN, SPOILERS: Este artículo contiene detalles sobre La mujer del camarote 10

Aunque con sus diferencias con respecto al material original, el largometraje dirigido por Simon Stone cumple en su cometido de entretener durante los 90 minutos de duración. Una historia repleta de intriga en la que la periodista Laura “Lo” Blacklock se ve inmersa en una situación que pone a prueba su cordura.

Un yate de lujo como escenario de la acción, Lo es invitada por para cubrir un evento organizado por el magnate Richard Bullmer (Guy Pearce). Junto con otros adinerados invitados, Lo se embarca en un viaje que concluirá con una gala en honor de la esposa de Bullmer, Anne (Lisa Loven Kongsli), gravemente enferma de cáncer. La finalidad de dicho evento es promocionar la creación de una fundación en nombre de Anne, cuyo objetivo será la investigación de la enfermedad.

Hasta aquí todo normal, incluso para Lo, quien eso sí, está algo incómoda debido a la presencia en el yate de su ex, Ben (David Ajala). Sin embargo, para tortura de Lo, se topa con algo que no debería haber visto, una misteriosa mujer rubia que ocupa el camarote número 10.

Keira Knightley y David Ajala en La mujer del camarote 10
Netflix

El fantasma que al final de La mujer del camarote 10 se demuestra que no es tal

Un encuentro con la joven al que en un principio Laura no le da mayor importancia, creyendo que es una invitada más. No obstante, esta se convierte en quebradero de cabeza cuando la primera noche en el yate, mientras está durmiendo en su cama, Lo escucha ruidos extraños.

Nada más percatarse de que algo sucede en el camarote de al lado, Laura sale a la terraza estando segura de que alguien ha caído al agua. Además, observa una huella de sangre en un cristal, teniendo claro que algo terrible ha sucedido.

La cuestión es que, después de alertar a la tripulación y demás, nadie encuentra nada y, por supuesto, nadie sabe de una huésped en ese camarote. Es aquí cuando la película empieza a jugar con la idea de que todo sea invención de Laura, adentrándose en el terreno del thriller psicológico.

Todos en el yate, empezando por Bullmer, le quitan hierro al asunto. El caso es que, como Lo sabe muy bien lo que oyó y vio, se niega a dejar de indagar en el extraño suceso, encontrando pruebas que la reafirman en su creencia. La más evidente es un mechón de pelo de color rubio en el sumidero del lavabo del camarote 10, siendo imposible que sea de alguien más que de la mujer que vio Lo, pues ese es el viaje inaugural de la embarcación.

El problema para Lo es que demuestra tanta insistencia en la investigación, que se pone una diana en la espalda. Aparece un mensaje de “Para” en la ducha del spa, alguien la tira a la piscina y la cierra con ella dentro, etc. Todo ello hace evidente que alguien del barco la quiere liquidar para que no saque a relucir la verdad.

Un misterio a simple vista

Poco después de poner un pie en el yate, Laura se entera de que es invitada por Anne y no por Bullmer. Después de la cena, la mujer tiene una conversación con Lo en la que le desvela que va a donar todo su dinero y que tiene un discurso preparado donde especifica su voluntad. Anne le pide, por favor, a Laura que lo revise, ya que su mente ya no es lo que era, quedando ambas en verse al día siguiente.

La cuestión es que, ya después del suceso que Lo cree haber presenciado, al día siguiente se encuentra de nuevo con Anne. Sin embargo, esta tiene una actitud bien distinta de la que había mostrado hace escasamente unas horas, achacándolo todo a la medicación.

La trampa de todo está a simple vista, tanto que una vez se descubre la verdad, te preguntas: «¿Cómo no me he dado cuenta?».

El final de La mujer del camarote 10 destapa que Anne no es Anne

En medio de la vorágine por descubrir la verdad, Laura ve fugazmente de nuevo a la chica rubia, comenzando a perseguirla por los distintos rincones del yate. Una vez la alcanza en la sala de máquinas, ambas tienen una tensa discusión, pidiéndole la desconocida a Lo que deje de investigar y hacer preguntas, o de lo contrario la matarán. En un momento dado, Laura le quita la capucha a la joven y con ella una peluca que lleva, descubriendo a alguien que parece Anne, pero que en realidad no lo es.

Resulta que esta joven llamada Carrie (Gitte Witt) fue contratada por Bullmer para hacerse pasar por su mujer Anne. El objetivo era que firmase un contrato donde, a su muerte, en vez de donar todo su dinero, se lo dejaba en herencia a su marido.

Inicialmente, el plan era que el doctor que hay en el yate le inyectase algo a Anne para acabar con su vida, pero esta descubrió la presencia de Carrie. Derivado de esto, se inició una pelea entre ella y su esposo en el camarote 10, siendo lo que oyó Laura. Después de darle un golpe en la cabeza y matarla, Bullmer tira a Anne al mar para que no haya constancia del incidente y así suplantarla más fácilmente por Carrie.

Laura tenía razón sobre el incidente

El final de La mujer del camarote 10 demuestra que Lo tenía razón
Netflix

Todo esto se lo cuenta la chica a Laura, pudiendo esta, una vez que tiene conocimiento de todo, orquestar un plan para desenmascarar a Bullmer. No obstante, para conseguirlo, Laura pasa todavía por un pequeño infierno cuando el doctor y el capitán del yate intentan matarla. Por suerte para ella, Ben aparece para salvarla, aunque el acto heroico se salda con su muerte después de que el doctor le inyecte una sustancia.

Al final de La mujer del camarote 10, Laura destapa la realidad de Bullmer ante sus invitados, quienes no pueden dar crédito a lo que están viendo. Sin escapatoria, el asesino decide tomar a Carrie como rehén para tener una posibilidad de salir libre, pero su jefa de seguridad Sigrid, le dispara.