Una vez inmersos en 2025, el final del soporte de Windows 10 está cada vez más cerca, afectando a un gran número de usuarios del sistema operativo. Será en el mes de octubre cuando Microsoft ponga punto y final a las actualizaciones de seguridad gratuitas de Windows 10, provocando una disyuntiva. Llegado el momento, aquellos que siguen utilizando la versión previa de Windows tendrán que dar el salto a Windows 11 o bien pagar por los mencionados parches de seguridad.
Aunque Windows 11 lleva entre nosotros desde 2021, más de la mitad de los usuarios del sistema operativo de Microsoft todavía no han dado el salto. Según datos recientes de StatCounter relativos a diciembre de 2024, la cuota de mercado de Windows 10 asciende a un 62,7%, mientras que la de Windows 11 supone un 34,1%. Transcurridos tres años desde el lanzamiento de Windows 11, las cifras evidencian que algo está ocurriendo para que el uso de la última versión sea minoritario.
Los requisitos para Windows 11, uno de los principales motivos

Todo software tiene unos requisitos mínimos, y Microsoft fue bastante estricta desde el principio con los de Windows 11. Sacando de la ecuación elementos como el procesador, la RAM, el almacenamiento y la tarjeta gráfica, los cuales son de fácil cumplimiento para dar el salto a Windows 11, el obstáculo insalvable se encuentra en el chip TPM 2.0 (Módulo de plataforma segura). Alojado en la placa base, el TPM 2.0 se trata de un procesador criptográfico que puede almacenar de forma segura claves de cifrado y certificados. También puede proteger contraseñas y datos confidenciales contra el uso indebido y el acceso no autorizado.
El TPM es por tanto indispensable para para poder instalar Windows 11, debiendo cumplir adicionalmente con otros requisitos asociados. Para habilitar el TPM, Windows 11 también requiere firmware UEFI y compatibilidad con la función de arranque seguro.
A pesar de que el TPM impide que muchos ordenadores se puedan actualizar a Windows 11, en Microsoft tienen claro que es innegociable. Desde Redmond consideran que la tecnología TPM es crucial para salvaguardar la seguridad de Windows, no teniendo intención de eliminar el requisito, aunque eso conlleve la pérdida de usuarios.
¿Qué opciones tienen los usuarios de Windows 10 ahora que finaliza el soporte?
Dejar de recibir actualizaciones de seguridad de Windows no es una cuestión menor, pudiendo exponerse a graves riesgos de seguridad. Según Thorsten Urbanski, experto en seguridad de ESET, la ausencia de actualizaciones de seguridad gratuitas de Windows 10 puede afectar a millones de sistemas empresariales y personales, que podrían volverse altamente vulnerables a ciberataques y otras amenazas de seguridad.
Para aquellos usuarios que a día de hoy siguen utilizando Windows 10, las opciones que hay sobre la mesa son escasas. La principal y más obvia es la de cambiar de PC o, en su defecto, cambiar los componentes que permitan el cumplimiento de los requisitos, siempre en el supuesto de ordenadores donde ello se permita, como es el caso de los de sobremesa.
La finalización del soporte de Windows 10 por parte de Microsoft tiene una salvedad, ya que se refiere a actualizaciones gratuitas. Es aquí donde entra la otra de las opciones, pudiendo los usuarios o empresas pagar anualmente por recibir parches de seguridad críticos, teniendo un coste de 30 y 61 dólares respectivamente el primer año, puesto que posteriormente esa cantidad se verá incrementada.
De una forma u otra, el final de Windows 10 está en el horizonte más cercano, teniendo sus actuales usuarios que adoptar una solución de aquí a nueve meses. En vista de ello, el escenario más plausible es que las ventas de PC y componentes tengan un gran impulso al no haber muchas más opciones, pudiendo causar un gran impacto en el mercado.