Una casa llena de dinamita tiene un final completamente inesperado, pues no responde a las preguntas planteadas. A través de un cliffhanger de proporciones gigantescas, lo que sucede queda a la interpretación del espectador.
ATENCIÓN, SPOILERS: Este artículo contiene detalles de la película Una casa llena de dinamita
La premisa de la nueva película de Netflix plantea un escenario en el que Estados Unidos va a ser atacado. Un único misil de procedencia desconocida va a impactar en territorio del país, teniendo apenas 18 minutos para actuar, ya sea para detenerlo y/o tomar represalias si fuese necesario. A través de tres segmentos donde se exploran las distintas perspectivas de aquellas personas involucradas en la toma de decisiones, incluido el Presidente, sobre la mesa se ponen dos cuestiones que al final de Una casa llena de dinamita acaban sin respuesta: ¿Detona el misil contra Estados Unidos y el presidente decide contraatacar?
Y el caso es que quedan en el aire porque realmente el mensaje que quiere lanzar la película ya está lanzado. Este no es otro que concienciar de la sencillez con la que una catástrofe nuclear podría tener lugar, solo con que alguien con el poder suficiente tome una decisión errónea. Una casa llena de dinamita no es el único largometraje que ha explorado este escenario, ya que Marea Roja de 1995, dirigida por Tony Scott, ya lo hizo con Denzel Washington y Gene Hackman como protagonistas.
Así explica su guionista el final de Una casa llena de dinamita

Durante una entrevista con Decider, Oppenheim explicó los motivos para que el final de Una casa llena de dinamita quede abierto.
“Hay dos preguntas: ¿Detona el misil balístico intercontinental (ICBM) entrante y responde el presidente? Tengo respuestas para ambas, pero no son relevantes para los temas que intentamos plantear —escribió Oppenheim a pregunta del medio—. La primera pregunta es: ¿debería una persona tener el poder de decidir el destino de toda la humanidad, con poca preparación y solo minutos para decidir, mientras corre por su vida? Eso ya debería ser bastante aterrador, pase lo que pase después”.
Aunque cada espectador saque sus propias conclusiones de lo que llega a suceder, la moraleja de la historia, según su guionista, es que hay un peligro real de que algo así pudiese llegar a ocurrir, no habiendo nada de ficción en lo que se cuenta en la película.
“Es una llamada de atención y una invitación a la conversación. Independientemente del desenlace final que imaginen, ya han visto un horror desenvolverse. Y en el mundo real, estas armas y todos los procesos que acabáis de ver siguen acechando en el fondo de nuestras vidas. ¿Nos sentimos cómodos con esa realidad o deberíamos hacer algo al respecto?”.
De esta forma, el desenlace lleva a la reflexión del espectador
Aunque en primera instancia el final de Una casa llena de dinamita te deja ojiplático, no ser explícito con lo que ocurre en realidad hace que se examine en profundidad lo que se ha visto. Y eso lleva a exponer la situación que se vive actualmente en torno a las armas nucleares. Por supuesto que la película podría haber tenido un final convencional, pero ello habría llevado a que ahora mismo no hubiese este debate, que en realidad lo que hace es exponer el peligro real que hay de que la ficción se convierta en realidad.