Muy posiblemente ahora mismo no estarías leyendo este artículo de no ser por Alan Turing. El matemático inglés es el precursor de la informática moderna, así como de la Inteligencia Artificial, siendo el primero que se cuestionó si las máquinas podían pensar. Además, su contribución fue vital en el devenir de la Segunda Guerra Mundial al conseguir dar con la clave para descifrar los mensajes nazis encriptados con la máquina Enigma, una historia que fue llevada al cine de forma brillante en The Imitation Game (Descifrando Enigma).
¿Pueden las máquinas pensar? Esa es la pregunta de se hizo Alan Turing, clave para la Inteligencia Artificial
Hoy, en pleno 2025, esta pregunta parece tener múltiples respuestas. Algunos dicen que sí, otros aún lo dudan. Pero, ¿te imaginas hacer esta pregunta en 1950? Sin internet, sin smartphones, sin asistentes virtuales. Alan Turing fue el hombre que pensó lo impensable en aquel momento al preguntarse algo que cambió el curso de la historia y dio paso a la mayoría de tecnologías actuales existentes en la actualidad.
En cada época nacen mentes que se atreven a mirar más allá. Alan Turing fue uno de ellos. El matemático británico considerado el padre de la computación moderna no solo se preguntó si una máquina podía pensar, sino que ideó una forma de comprobarlo. Así nació el famoso juego de la imitación, lo que hoy conocemos como el Test de Turing.
“Si una máquina se comporta como si fuera inteligente, ¿no deberíamos al menos considerarla como tal?”
Con esta idea, Turing no afirmaba que las máquinas ya pensaban, sino que no había razones válidas para descartar esa posibilidad.
Pensar, ¿Qué significa realmente?
Reflexionemos un momento. ¿Qué es pensar? Podemos decir que es procesar información, analizar, recordar, imaginar, tomar decisiones… En definitiva, una actividad mental que usamos constantemente. Pero aquí viene el giro: ¿Cómo sabes tú lo que otra persona está pensando? No puedes ver su mente. Solo puedes observar lo que hace: cómo habla, cómo responde, cómo actúa. Entonces, si una máquina hiciera exactamente lo mismo, ¿podríamos decir que piensa?
¿Y qué es una máquina? Una máquina es un conjunto de piezas diseñadas para realizar una tarea. Antes, pensar en una máquina pensante era casi una contradicción. Hoy, con la inteligencia artificial, los algoritmos y el aprendizaje automático, la idea ya no parece tan descabellada.
Turing lo sabía. Y cuando sus ideas fueron criticadas —porque las máquinas solo “simulaban” inteligencia— respondió con serenidad: “No hay una forma objetiva de saber lo que alguien es por dentro. Solo podemos observar su comportamiento”.
Reflexión personal: más allá de la tecnología
Lo que más me impresiona de Turing no es solo su genio técnico, sino su visión filosófica y abierta, adelantada a su tiempo. Nos dejó mucho más que una teoría: nos regaló una nueva forma de pensar la inteligencia. Hoy, más de 70 años después, vivimos en el mundo que él apenas soñó, y la pregunta que él lanzó sigue viva: ¿La inteligencia se demuestra por dentro o por fuera? ¿Una buena imitación es suficiente para ser considerada real?
El inicio de la Inteligencia Artificial
En 1956, un grupo de científicos se reunió en Dartmouth (EE.UU.) y bautizó esa gran idea con un nombre que aún nos acompaña: Inteligencia Artificial. Desde entonces, el camino ha sido largo: avances lentos, promesas, fracasos, los llamados inviernos de la IA… Pero el sueño nunca se apagó.
Hoy, la pregunta de Turing está más presente que nunca. ¿Pueden las máquinas pensar?
Alan Turing y los comienzos de la Inteligencia Artificial a través del cine

The Imitation Game (Descifrando Enigma) es la película que mejor abordó lo que fue la vida de Alan Turing. Estrenada en 2014 dirigida por Morten Tyldum y protagonizada por Benedict Cumberbatch como el genio británico, la trama se centra fundamentalmente en los esfuerzos de Turing por descifrar Enigma cuando nadie lo creía posible. Además, el filme también es una mirada a lo que fue su vida, nada sencilla debido a sus inclinaciones sexuales, las cuales por increíble que parezca acabaron con su carrera.
The Imitation Game se ganó la aclamación de la crítica, recibiendo un total de ocho nominaciones a los Oscar incluida la de Cumberbatch a Mejor Actor y la Keira Knightley a Mejor Actriz.